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La carabina (del francés: carabine) es un arma de fuego similar al fusil, pero generalmente más corta y con menor potencia de fuego.[1] Las carabinas fueron creadas a partir de fusiles, siendo esencialmente fusiles más cortos con la misma munición, aunque comúnmente, al tener un cañón más corto, con una velocidad menor. También ha ocurrido el caso contrario, donde el fusil y la carabina adoptados en una nación no estaban relacionados técnicamente y utilizaban, por ejemplo, municiones o mecanismos internos distintos.
En el siglo XIX, las carabinas eran las armas empleadas por las tropas de caballería. Los soldados a pie usaban una arma de fuego de mayor tamaño y potencia de fuego, mientras que la caballería necesitaba un arma más pequeña y ligera. Estas dimensiones cortas y peso relativamente bajo hizo que las carabinas fueran más fáciles de usar durante situaciones de combate a distancias cortas, como la guerra urbana o en junglas, o que se pueda utilizar desde vehículos. Las desventajas principales de las carabinas, en comparación con los fusiles, una vez más debido a su cañón más corto, son su falta de puntería a largas distancias y su alcance efectivo más corto. A menores longitudes de la misma arma básica varía su denominación, llamándose mosquetón a una carabina corta, y tercerola a la que, utilizada fundamentalmente por fuerzas de caballería, es un tercio más corta que la carabina. En el entorno anglosajón, desde que se pasó del ánima lisa a rayada, tanto a carabinas como a fusiles se los conoce como rifles.